Los niños y las niñas ya están en el patio de butacas, impacientes como el resto del público que llena la sala. Por fin, se apaga la luz. Entonces, el griterío que provoca la oscuridad, da paso a la sorpresa: de pronto, tras una pantalla, unas sombras aún borrosas se van haciendo nítidas y ante los ojos asombrados, se mueven, se desplazan y ¡hablan!

Personajes curiosos o figuras fantásticas les cuentan historias que atrapan, conmueven y hacen que rían, se emocionen o retengan el aliento mientras se preguntan cómo es que las sombras crean esos maravillosos mundos.
Al acabar la función, tienen los ojos brillantes, sintiéndose parte de un fascinante universo que con su magia de luces y sombras hace de la oscuridad un misteriosos sitio en el que transcurren las más sorprendentes historias...